El eco de la guerra y las devastadoras imágenes provocadas por el conflicto ucraniano atraviesan los ojos de los niños y dejan fuertes huellas. Por eso, en el Día Internacional del Dibujo, que se celebra hoy 27 de abril, Aldeas Infantiles Sos ha querido leer los dibujos de los niños que están acogiendo en este periodo junto a familias que huyen de zonas de guerra.
La guerra en los dibujos infantiles
Es a partir de los «colores desvaídos, la narrativa interrumpida, las fronteras que desaparecen y las ciudades sumergidas en el abismo» –explica la Organización– que «los pequeños hablan de cómo perciben la violencia del conflicto en curso» .
Poco color y objetos fijos
El dibujo siempre ha sido una "herramienta" a través de la cual los niños expresan inmediatamente sus emociones y estados de ánimo. «Comparando los dibujos realizados por niñas y niños de Ucrania y los realizados por Italia», explica en una nota la psicoanalista y coordinadora del Comité Científico de Aldeas Infantiles Sos Emanuele Caroppo, «vemos que en los italianos, aunque allí seguramente el el impacto emocional de la guerra está más diluido" .
En los dibujos de niñas y niños ucranianos, por otro lado, «observamos cómo son pobres en color, cómo están inmóviles: una bicicleta estacionaria, un panda triste. Entonces surgen emociones negativas" .
Los dibujos de los niños “hablan” de sus emociones
En el análisis también vemos algunos elementos físicos que sirven para proteger: «Grandes cascos de pelo, orejeras» pero también «ciudades que no están plantadas sobre tierra firme, sino que incluso se sumergen en el abismo, mientras que en la tierra sólo hay un tanque en un lado, un crucero de guerra en el otro.
«Es difícil ahora mismo imaginar que las niñas y los niños, independientemente de la distancia al frente, no se vean afectados por el impacto de la guerra» concluye Caroppo.
El optimismo natural de los niños
Pero hay una cosa importante. Porque junto a todos estos elementos destacados, «también hay dibujos de un sol que brilla, de un ratón alegre que encuentra una loncha de queso para poder comérselo, de un helado en la playa en verano».
Una clara señal de que, además de su angustia por la guerra, muestra su inquebrantable esperanza por un futuro positivo que les haga volver a ver el sol y comerse un helado sin miedo.