Durante siglos, la ilustración botánica ha sido la única forma de representar visualmente las especies de plantas, ofreciendo una herramienta importante para la ciencia. Aunque los nombres más célebres de este arte son masculinos –desde Pierre-Joseph Redouté hasta William Hooker–, no han f altado infinidad de talentos femeninos. Curiosamente, en la era de la fotografía digital, la pintura botánica vuelve a estar de moda. Y como en el pasado, hay muchos pintores profesionales y aficionados. En muchos jardines botánicos se organizan cursos y también hay lecciones en línea para aquellos que quieran aprender a retratar flores, frutas y plantas.
Dibujos Premiados
Hojeando un libro como Ilustración botánica.Los ganadores de la medalla de oro de Charlotte Brooks (Guido Tommasi Editore, 35 euros) es como recibir la bienvenida en un jardín exuberante, donde las plantas son perfectas y maravillosas. Los dibujos recogidos son obra de los ganadores del máximo galardón que otorga a este arte la prestigiosa Royal Horticultural Society (Rhs), institución en el campo de la jardinería.
Algunos de ellos, en varias ediciones de las exposiciones organizadas por Rhs, también han obtenido medalla de plata, bronce o plata dorada. William Hooker (1779-1832), famoso por haber pintado Victoria regia (ahora llamada Victoria amazonica) en flor en Kew Gardens en 1851, colaboró con la Sociedad a partir de 1815. La primera pintura encargada fue la de Apricot Moorpark.
Tesoros en la biblioteca
No debería sorprender que se les pidiera a los artistas que pintaran hojas, ramas, frutas, flores con extrema precisión.En una época en la que no existían aplicaciones como PlantSnap y similares, las ilustraciones botánicas eran la documentación prioritaria a consultar para la identificación de las plantas.
Las pinturas se guardaron en la Biblioteca Lindley, que hoy cuenta con una colección de alrededor de 30.000 obras desde principios del siglo XVII hasta la actualidad. La colección también incluye algunas imágenes de jardines. Como las de Edith Helena Adie (1895-1947), que fue invitada en 1923 del coleccionista Reginald Cory, apasionado de la ilustración botánica. Las acuarelas que pintó en Dyffryn House en Gales del Sur son un valioso testimonio. Nos cuentan cómo era el jardín antes de que se arruinara y sirvieron para restaurarlo.
Colección perdida
En Ilustración Botánica, Brooks cuenta la curiosa historia de esta colección, que corría el riesgo de perderse para siempre.En 1859, de hecho, la Sociedad estaba al borde de la bancarrota y Sotheby's vendió dibujos caros. Afortunadamente muchos de ellos fueron luego devueltos a la Biblioteca Lindley en el siglo XX y siguen siendo fuente de inspiración para quienes se acercan a la pintura botánica. Aunque no tengas ambiciones artísticas, el libro Ilustración botánica que contiene estas obras maestras es un festín para la vista, uno de esos libros que son pura belleza.