Todo comenzó con una promesa. Si su recaudación de fondos para un tumor cerebral hubiera alcanzado los 30.000 euros, la futbolista australiana Aivi Luik se habría rapado el pelo. Así sucedió. Y el centrocampista de 37 años se convertía así en protagonista de un momento verdaderamente emotivo. Y una demostración de amor verdadero.
La futbolista Aivi Luik se afeita el pelo en la cancha para la investigación de un tumor cerebral
La futbolista australiana que milita en el Pomigliano de Italia decidió hacer este gesto luego de un partido amistoso entre su selección nacional contra Nueva Zelanda en Canberra.
Inmediatamente después del partido, de hecho, Aivi Luik se sentó en una silla al margen, frente a todos los demás jugadores y la multitud. Y allí ella tenía su cabeza rapada. Una manera de hacer sentir toda su cercanía a su hermano Noah, de 27 años, enfermo de cáncer. Y todo su coraje.
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida por CommBank Matildas (@matildas)
«El pelo siempre vuelve a crecer»
En poco menos de cuatro días, la recaudación iniciada por el futbolista superó el techo esperado de 30.000 euros. Y la deportista comentó a los medios locales de esta manera: «El pelo siempre vuelve a crecer. ¿Entonces por qué no? Honestamente, cada persona que donó es un gran héroe. Fue muy conmovedor sentir todo ese amor y apoyo de la gente”.
Cortándole el pelo a Aivi Luik un futbolista recuperado
Pero eso no es todo. No solo está la conmovedora historia del gran amor que une al futbolista con su hermano. Este gesto permitió otro encuentro: el de Aivi Luik con la futbolista neozelandesa Rebekah Stott. A principios del año pasado, a esta última le diagnosticaron un linfoma de Hodgkin, enfermedad a la que venció, como demostró ante todos al volver a jugar en diciembre de 2021.
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida por los futbolistas profesionales Aus (@thepfa)
Fue ella quien le cortó el pelo al jugador australiano. Una bonita manera de superar las rivalidades en el campo. Y para demostrar que no hay límite cuando el bien empieza a extenderse.