Hay que ser una "pluma" extraordinaria, como Natalia Aspesi, para teorizar con sincera convicción personal que hay hombres que no te puedes permitir perder. Hombres que deben ser aceptados para compartir (con los demás), que deben ser respetados sin hacer una escena.
Y tened el coraje de ponerlo en blanco y negro, mientras aún no se celebra el funeral de Metoo, recordando a otro grande del periodismo, recientemente fallecido: su director Eugenio Scalfari.
En el hermoso retrato sentimental que le dedica Aspesi, Aspesi recuerda el encanto del fundador de Repubblica, y recuerda maliciosamente cómo «en Roma, frente a la puerta cerrada de la oficina de Scalfari, vagaban colegas ansiosos de ser recibido y, entre ellos, el aire sospechoso de los celos».
Pero que, habiendo sido siempre el director «de gran elegancia y previsión y democracia, en la política y en los sentimientos, quizá por eso las mujeres de su vida han sido, son, inteligentes, generosas, prudentes».
¿Y qué? «Un hombre así –concluye el periodista– hay que respetarlo, no se puede montar un escándalo, amargarlo, sobre todo perderlo».
Pero dejemos en paz a Scalfari y Aspesi, mitos indiscutibles, y vayamos al lector que me pregunta: ¿puede haber hombres tan grandes que no puedan ser cuestionados?
En lo personal creo que sería como aceptar la teoría de que detrás de un gran hombre solo puede haber una gran mujer (o más de una), cuya grandeza e inteligencia reside precisamente en estar "detrás" . Que no está al lado, sino justo detrás.
Una teoría reelaborada en los últimos años, precisamente en las crónicas sentimentales, donde se ha intentado contar a los hombres, aunque indiscutiblemente geniales, sin que sus compañeras de vida sean calificadas de muy pacientes, y por tanto admiradas.Todo ello con la intención de evitar dar a ese paso atrás femenino un valor positivo o incluso el crisma de un rol al que aspirar en la vida.
Hoy, gracias a la mayor conciencia de las mujeres, dar un paso atrás no es una opción. La elección es más bien trabajar junto a un gran hombre, con todo lo que eso implica, o buscar lo mejor para uno mismo. En otro lugar.
¿Quieres compartir emociones, recuerdos, reflexiones con nosotros? Escríbanos a [email protected] los artículos de Antonella Baccaro