Hasta hace algún tiempo, la vulvodinia a menudo se consideraba una condición psicológica en lugar de una enfermedad, y aún hoy en día está en gran parte infradiagnosticada y a menudo se confunde con el vaginismo (una fobia que impide la penetración o incluso tocar el área de los genitales) .
Vulvodinia: qué es el dolor vulvar
Hoy empezamos a hablar de la vulvodinia como una enfermedad incapacitante, infradiagnosticada y por tanto aún mal tratada y ni siquiera reconocida por nuestro Sistema Nacional de Salud, por lo que todos los tratamientos corren a cargo de la paciente. La vulvodinia, o dolor vulvar, no es un síndrome raro y sobre todo el dolor y el diagnóstico tardío llegan a comprometer la calidad de vida, incluida la sexual, de las mujeres jóvenes.¿Qué se entiende por vulvodinia?
La vulvodinia es en realidad un síndrome neuropático caracterizado por la inflamación de los nervios del área pélvica y genital externa femenina debido a la hipersensibilidad de las terminaciones nerviosas a nivel de la vulva y la entrada vaginal.
Las causas de la vulvodinia
Puede tener diferentes causas que van desde infecciones bacterianas o fúngicas, hasta atrofia vulvovaginal debida a la menopausia o por condiciones asociadas a un bajo contenido hormonal como el uso de anticonceptivos en dosis demasiado bajas o la lactancia.
- También lesiones del nervio pudendo por parto o traumatismo, incluso por relaciones sexuales,
- cirugías
- enfermedades como la endometriosis que, si bien provocan un profundo dolor en la penetración, suelen generar una especie de reacción de defensa con dificultad incluso en el introito vaginal.
Un dolor muy particular
Las mujeres con vulvodinia tienen un procesamiento sensorial deficiente de las vías del dolor. Se trata de una hiperactividad de algunas células (probablemente mastocitos) que alteran las estructuras nerviosas, liberando sustancias inflamatorias en el tejido circundante e induciendo una hiperactividad contráctil de los músculos del suelo pélvico.
Si en condiciones fisiológicas, el organismo trata de reequilibrar una situación de hiperestimulación de estas células, esto no sucede en mujeres con vulvodinia y el estímulo doloroso continúa”.
¿Cómo se reconoce la vulvodinia?
La Vulvodinia generalmente se presenta con síntomas vulvares como ardor, irritación, sequedad, sensación de abrasión y cortes en la mucosa, tensión, dolor constante en la región vulvar. En algunos momentos, la mujer también puede referir hinchazón de esta zona, incapacidad para permanecer sentada, cistitis recurrente y dolor pélvico crónico.En la mayoría, pero no en todos los casos, esto se asocia a una importante reacción de contracción de los músculos que rodean la entrada vaginal lo que aumenta la sensibilidad de esta zona.
Son síntomas que, todavía hoy, se confunden con demasiada frecuencia con otras patologías o se tratan como una infección: por este motivo, es aún más importante que las mujeres con dolor o trastornos vulvares acudan a ginecólogos expertos en vulvodinia.
¿Cuáles son las pruebas que se deben realizar para el diagnóstico de la vulvodinia?
La visita ginecológica en primer lugar nos ayuda a tener la sospecha diagnóstica de vulvodinia. No siempre es fácil visitar a una mujer con este tipo de problema porque el dolor evocado, por un lado nos ayuda a entender el síntoma y hacer el diagnóstico pero por otro genera dolor y malestar en la paciente. Un examen preciso, sin embargo, nos permite evaluar el nivel de inflamación de la mucosa vulvar, la hipertonicidad de los músculos que rodean el introito vaginal y la capacidad o no de reducir esta contractura con la relajación.
¿Qué es la prueba de hisopo
Indispensable para el diagnóstico es la prueba del hisopado. El examen, como su nombre indica, se realiza con un toque realizado con un hisopo de algodón en la zona vulvar y sobre todo en el vestíbulo, es decir, la zona de transición entre la vulva y la vagina, para ver si en cambio se percibe un simple estímulo táctil. tan doloroso precisamente por la hipersensibilidad de las fibras nerviosas. El concepto es el de alodinia, es decir, la percepción de un estímulo que normalmente no es doloroso, como tal.
Un enfoque multidisciplinar
Una vez realizado el diagnóstico, el abordaje debe ser multidisciplinario, ya que en la solución del problema intervienen diferentes aspectos. Los principios activos neurológicos (Amitriptilina, pregabalina) son útiles ya que actúan sobre la alteración de la percepción sensorial y permiten normalizar la estimulación de las fibras nerviosas.
Pueden ser útiles más productos a base de sustancias con una alta acción relajante o anestésica, que se pueden aplicar localmente para evitar efectos secundarios sistémicos. En el último periodo también se han comenzado a utilizar nuevas sustancias como el cannabis contenido en óvulos o cremas.
La ayuda de la fisioterapia
Es muy importante recuperar el control de los músculos que rodean la entrada vaginal que muchas veces presenta una hipercontracción que no puede ser controlada voluntariamente por la paciente. Por ello es muy importante trabajar con un fisioterapeuta o matrona que haya tenido la formación adecuada y que sean expertos en suelo pélvico que, con diversos métodos, puedan ayudar a la paciente a recuperar el control voluntario de este músculo.
Sexo y dolor
La fuerte implicación con la sexualidad que este tipo de patología involucra la asociación alterada de la actividad sexual – dolor y no placer.Los consiguientes problemas secundarios de deseo y excitación hacen muchas veces imprescindible la intervención de un sexólogo, si no del ginecólogo que se hace cargo de la paciente. Esta intervención, en sintonía con las demás figuras que hemos visto, debe recrear una concepción de la sexualidad como placer y no como dolor, que le permita volver a una vida sexual normal y gratificante.