Un café y es inmediatamente agradable. Una bebida indispensable por la mañana, hay quien deja de beberla después de comer por miedo a no poder dormir, y quien la sigue bebiendo incluso después de cenar. Se asocia con el momento de la ruptura con los compañeros o el encuentro con los amigos. Pero, ¿cuántos son demasiados? Le preguntamos a la Dra. Elisabetta Macorsini, bióloga nutricionista de Humanitas Medical Care – Hospital Humanitas Mater Domini.
Café: cuánto beber
«En torno al café y su consumo existen muchas dudas y también algunas falsas creencias: ¿cuánto beber? ¿Es bueno o malo? ¿Es cierto que es malo para el corazón? En una revisión publicada en el New England Journal of Medicine, epidemiólogos y nutricionistas analizaron los pros y los contras de la ingesta de café, concluyendo que los riesgos son menores que los beneficios, si se consume con moderación.Lo importante, sin embargo, es consumir poco durante el embarazo y nada durante la infancia. Las cantidades de cafeína varían según los hábitos de cada país, según el tipo de preparación, la materia prima y, en el caso de las bebidas industriales, las marcas. El consumo diario de 400 mg de cafeína es seguro para la mayoría de la población adulta», asegura la experta.
Niveles de cafeína
«En Italia, la cafeína se toma principalmente con café preparado con moka (50 ml contienen 80 mg de cafeína), o con espresso (unos 30 ml contienen unos 60 mg de cafeína). La cafeína también está contenida en el té verde y el té negro, aunque se llame teína: hay unos 50 miligramos en una taza. Por tanto, con dos o tres tazas de café y una de té no hay riesgo de alcanzar ese techo que es mejor no superar durante el día. Yendo más allá, a corto plazo, existe el riesgo de sufrir consecuencias no deseadas, desde excitabilidad hasta taquicardia», advierte el Dr. Macorsini.
Embarazada
«El embarazo reduce significativamente el metabolismo de la cafeína, especialmente en el tercer trimestre, cuando la vida media puede ser de hasta 15 horas. Por ello, el consejo es reducir el té y el café, o eliminarlos, si es posible, durante el embarazo y la lactancia. De hecho, la cafeína atraviesa la barrera placentaria y llega a la leche materna», destaca la experta.
Aumentar la claridad
«La cafeína contenida en el café actúa sobre el sistema nervioso central, amplificando la claridad mental y reduciendo la sensación de cansancio y somnolencia. Aproximadamente un cuarto de hora después de la ingesta, la cafeína llega al cerebro y se une a los receptores de adenosina, un neurotransmisor que interviene en el ciclo del sueño: "tomando su lugar" , la cafeína inhibe el deseo de adormecerse. Sin embargo, hay que hacer una aclaración: la cafeína no puede compensar la caída del rendimiento si hay noches en las que la cantidad y la calidad del sueño no son suficientes», subraya la Dra. Macorsini.
Un efecto subjetivo
«En cualquier caso, la tolerancia a la cafeína es individual, por lo que es mejor que cada uno decida por sí mismo. Además, en cuanto a la presión arterial, a corto plazo la cafeína puede llegar a aumentarla, pero con el consumo regular el cuerpo desarrolla una forma de tolerancia que protegería contra el riesgo de desarrollar hipertensión a causa del café”, concluye el Doctor Macorsini.