El abrazo te hace sentir bien, alivia el dolor, tranquiliza. Y es que, aunque los años del Covid nos han obligado a desaprender a estar cerca, casi nadie ha dejado de querer recibir ese gesto que te hace sentir tan querido y protegido. También porque sus efectos no solo serían percibidos, sino científicamente comprobados.
Abrazar es bueno para la salud: es científico
Sí, un abrazo tendría un efecto beneficioso para la salud. Este es el resultado de la investigación realizada por la Universidad Lorestan de Ciencias Médicas de Khorramabad, en Irán, coordinada por Siavash Beiranvand, profesor de anestesiología, en la que participaron 120 niños de entre 2 y 6 meses de edad.
Fundamental en la infancia, pero no solo
Como plantearon los pediatras, ser abrazado y acariciado por la madre reduce significativamente la duración del llanto en los niños y los signos fisiológicos y conductuales de la respuesta al dolor.
Pero el deseo de ser abrazado ciertamente no se limita a la infancia, como lo ha puesto claramente de manifiesto el sufrimiento que experimentan los adolescentes o los ancianos solos en casa, debido al desapego forzoso de los seres queridos forzado por la pandemia.
La f alta de contactos interpersonales tiene efectos muy negativos en la calidad de vida.
Un abrazo es para todos los “sentimientos”
Por amor, por amistad, por cariño: cuántos sentimientos y emociones se muestran y expresan con un abrazo. Pero los efectos no son solo en el alma, sino también en el cuerpo. De hecho, se eleva la concentración de oxitocina, una hormona que reduce la agresividad y favorece el vínculo entre las personas.
Aumentan los niveles de endorfinas, que reducen la percepción del dolor e inducen una sensación de bienestar. Y, además, abrazarse mientras se miran estimula el hemisferio cerebral derecho, que está más implicado en la respuesta emocional y afectiva, reforzando así un vínculo.
Cuál es el abrazo que más agrada
Según otra investigación realizada por investigadores de la Universidad de Londres, el abrazo perfecto duraría entre 5 y 10 segundos. De las pruebas realizadas a 150 alumnos, la duración parece ser el factor que más influye en la capacidad del abrazo para despertar emociones. De hecho, un abrazo rápido, el de alrededor de un segundo, no tiene prácticamente efecto, mientras que los de entre 5 y 10 segundos serían los más placenteros.