«Deberíamos tratar el planeta como si fuera un jardín». Judith Wade -de madre escocesa, padre inglés, trasplantada en Italia- no tiene dudas. Su pasión por el patrimonio artístico y botánico de nuestro país la impulsó, hace 25 años, a crear la red Grandi Giardini Italiani, con el objetivo de promocionar los tesoros de nuestra casa. Con gran éxito: grandigiardini.it se ha convertido en un punto de referencia para el turismo verde.
No solo los italianos, los Grandes Jardines del Mundo
Gracias al confinamiento, hace dos años Wade inició un nuevo proyecto. «Me di cuenta de que no había un sitio internacional donde pudieras ver y descubrir los jardines más interesantes del mundo, conocer sus historias, encontrar inspiración y soñar».Con la participación de su hermana Linda, ecologista y creadora de jardines comunes (shared garden) en Londres, Judith concibió Great Gardens of the World (greatgardensoftheworld.com), que se hizo realidad gracias al apoyo económico de Nick Hayek, director general de Swatch Group y de la marca Rado.
El sitio ya está en línea y una verdadera sorpresa es el identikit de los visitantes. “Hay una fuerte presencia de jóvenes de entre 18 y 32 años”, comenta Wade. «Son estudiantes, pero también apasionados por los temas medioambientales, que saben poco de la historia de la relación hombre-naturaleza contada por los parques y jardines». La iniciativa pretende involucrar a todos, transmitiendo una cultura verde no elitista. Sentado frente a la computadora, es posible navegar entre jardines privados y creaciones abiertas al público, entre obras que cuentan una larga historia y creaciones modernas, también navegando entre las tendencias y personalidades más interesantes entre los arquitectos paisajistas. Un elemento del menú, "locuras" , está dedicado a jardines imaginativos, con extravagancias arquitectónicas, escultóricas y artísticas.«Desde el primero del mundo, el Sacro Bosco di Bomarzo, en la provincia de Viterbo, mandado construir por el príncipe Orsini en el siglo XVI, hasta el moderno Jardín de Esculturas de Edward James, en México». Entre las 200 propuestas del sitio, hemos seleccionado cinco, sugeridas por Judith Wade para iO Donna.
Highgrove, Inglaterra
Era un espacio insignificante cuando, en 1980, el príncipe Carlos adquirió esta propiedad en Gloucestershire, con el objetivo de convertirla en su residencia. Profundo conocedor de los jardines históricos y coleccionista de plantas, el Príncipe de Gales ha dedicado más de cuarenta años de su vida a renovar este jardín, que hoy cuenta con más de 40.000 visitantes al año. En la alta sociedad, Carlo fue uno de los pioneros de un enfoque biológico, que promueve la biodiversidad, utiliza el compostaje y limita el uso de pesticidas y productos químicos. El jardín, como afirma su propietario real, fue creado para "complacer la vista y sentarse en armonía con la naturaleza" .
Giardino Anima, Marruecos
A unos veinte kilómetros de Marrakech, el polifacético artista vienés André Heller, conocido en Italia por su jardín en Gardone Riviera, en el lago de Garda, ha creado un lugar mágico donde el arte y la naturaleza se mezclan armoniosamente con las pintorescas montañas del Atlas en el fondo. El jardín Anima cubre un área de más de dos hectáreas: esculturas de Pablo Picasso, Auguste Rodin y Keith Haring están esparcidas en una exuberante vegetación de palmeras, cactus, bambú, rosas y otras plantas seleccionadas, que desafían el desierto circundante. Es un pequeño edén, de marcados contrastes cromáticos, un verdadero jardín de artista que invita a la reflexión y la alegría.
Jardín Aga Khan, Canadá
Desafortunadamente, poco se ha salvado de la antigua belleza de los jardines islámicos en sus países de origen. El lugar indicado para admirar una interesante reinterpretación en clave contemporánea es el jardín donado por el Aga Khan a la Universidad de Alberta.En 4,8 hectáreas, la inspiración mogol se casa con el genio loci. Los elementos geométricos, la luz, la sombra y el agua crean una experiencia visual sorprendente. El jardín contiene más de 25.000 plantas (árboles, arbustos y plantas acuáticas) seleccionadas para adaptarse al clima canadiense, y 12 elementos de agua y fuentes. Pasear por los senderos del bosque y las terrazas de piedra caliza y granito es una experiencia que calma el espíritu.
Sunnylands Gardens, Estados Unidos
Estamos en el desierto de Sonora, en California, a 190 km de Los Ángeles. En esta finca, W alter y Leonore Annenberg, una pareja de filántropos, han hospedado a presidentes de Estados Unidos, diplomáticos extranjeros, celebridades. Los jardines, que hoy se pueden visitar, representan un auténtico milagro: demuestran cómo se puede obtener un resultado sorprendente e innovador en un terreno árido, utilizando las plantas adecuadas. Más de 70 variedades de plantas autóctonas y de otras zonas de América del Norte y del Sur, África y el Mediterráneo conforman un jardín que requiere poca agua.Son cactus, suculentas, agaves de rara belleza que dan un mensaje claro: en un ambiente seco, no se deben desperdiciar los recursos hídricos para tener un césped verde con tulipanes. Hay algo que aprender.
Jardín Botánico VanDusen, Canadá
Creado en el corazón de Vancouver, el jardín botánico VanDusen cubre un área de 22 hectáreas, con ocho mil especies y variedades de plantas de todo el mundo. El laberinto realizado con la conífera local uja occidentalis es muy apreciado: es uno de los seis existentes en Norteamérica. La joya es el edificio del centro de visitantes, que tiene una cubierta verde en forma de pétalos ondulados: todo apunta a la sostenibilidad, desde el bajo consumo energético obtenido con paneles fotovoltaicos hasta el agua de lluvia filtrada y reutilizada. El jardín botánico VanDusen es también un modelo positivo de divulgación científica para un público no especializado. Cuenta con numerosas propuestas educativas, desde campamentos para que los niños aprendan sobre la naturaleza hasta cursos online para adultos.
