La cura para vencer al Covid todos juntos es escribir

Desde 2020 hasta hoy, mientras el Coronavirus producía grietas en nuestras vidas, miles de italianos han tratado de repararlas escribiendo: cuentos, cuentos, cartas, poemas, pero sobre todo narraciones autobiográficas. Un relato coral de la Covid-19, una enciclopedia de sentimientos y sensaciones, un legado para los futuros historiadores y sobre todo una reelaboración del trauma colectivo que nos ha golpeado.

Covid debe ser informado

Porque, como decía Gabriel García Márquez: «La vida no es lo que se vive, sino lo que se recuerda y cómo se recuerda para contarla».De norte a sur, estudiantes, amas de casa, jubilados, empleados inteligentes que trabajan o se han quedado sin trabajo, enfermeros, familiares de fallecidos y sobrevivientes han contado estos dos años. Más de mil escritos relevados, sin contar los espontáneos, los testimonios recogidos por los medios de comunicación, los libros, los diarios guardados en el cajón o las historias publicadas en las redes sociales.

Solo hablemos de las editadas (y seguro que las habrá) en la mayoría de los casos por mujeres: docentes, psicólogas y bibliotecarias que han lanzado colecciones por todo el país, para luego editarlas y publicarlas. «Marilena Capellino y yo creemos firmemente en la escritura como herramienta de sanación, lo probamos en nosotras mismas –dice Sara Degasperi– y el proyecto surgió de forma espontánea».

De hecho debería escribirse

Ambos son docentes y colaboran con Lua, la Universidad Libre de Autobiografía de Anghiari: en marzo de 2020 proponen lanzar una convocatoria nacional para recopilar textos autobiográficos.El Lua acepta y explota su red de contactos. Respondieron 830 personas, algunas incluso enviaron más escritos, para un total de 1174, que luego de ser publicados en redes sociales, convergen en el libro Escribir sobre uno mismo en tiempos del Coronavirus.

Los dos curadores no solo dan una respuesta personalizada a cada uno, sino que analizan el origen, la tipología y el tema (aunque los datos sean parciales): más del 70 por ciento de los autores tienen menos de 20 años – las escuelas participaron numerosas – el 67,5 por ciento son mujeres y el 62 por ciento provienen del norte. La mayoría de los escritos son reflexiones y pensamientos, relatos autobiográficos en tercera persona, cuentos de hadas, cartas de chicos a colegios vacíos o al virus, diarios, poemas y otros materiales.

Los temas son la aparición del virus, cómo ha cambiado nuestras vidas, los sentimientos que ha generado, negativos, pero también las oportunidades y la conciencia que ha abierto. La epidemia se convierte así en una oportunidad para el autoanálisis, potenciado aún más por la autobiografía, método también utilizado por los psicólogos para reelaborar traumas.

Como el oro en la técnica Kintsugi

«La hoja contiene y repara - escriben los autores - y sobre ella la escritura cura, alivia, anclándonos y recomponiéndonos como el oro de Kintsugi, la técnica japonesa de reparación de objetos cerámicos con la pasta de ' oro" . "Escribir me arregla" , dice Bruna, una enfermera. ¿Qué quedará de esta cuarentena? – pregunta Savino Dicorato -. Quizá menos de lo que pude cristalizar en estas páginas”.

Es sobre todo en el Norte, más afectado en las primeras oleadas del virus, donde se utiliza la autobiografía: numerosos cursos organizados por profesores individuales, pequeñas asociaciones (un club en Mantua transforma un curso de yoga en uno de escritura a través de las redes sociales), universidades y administraciones. En Seriate, cerca de Bérgamo, realizan un proyecto multimedia de dos años. En 2020 un taller de escritura autobiográfica, encuentros para contar la vida y entrenar la memoria, entrevistas en video, dramatizaciones de las entrevistas, recopilar material de primaria y más.

En 2021 presentan todo a la comunidad durante una semana entera, titulado El coraje de renacer escuchando el sonido de los pensamientos de los Seriatesi. La idea, iniciada por la biblioteca y el sector de Cultura del Municipio, fue inmediatamente crear un "diario multimedia compartido" . Un patrimonio permanente y siempre abierto.

«Nunca olvidaré el 25 de marzo –dice Daniela Cialdella en una videoentrevista-. Me entubaron y me quitaron el tubo ese día. Pude respirar por mi cuenta, fue como volver a nacer" .

Dolor reconocido

Incluso en el Valle de Seriana, el epicentro del contagio de Bérgamo, las bibliotecas fueron el catalizador. La idea de un laboratorio autobiográfico le viene a Cristina Paruta, bibliotecaria de Ranica. Experta en el acervo de la memoria territorial, involucrando a la docente lua, Matilde Cesaro, y la coordinadora de la Red de Bibliotecas del Valle de Seriana, Alessandra Mastrangelo, en 2020 logró que 41 bibliotecas se sumaran al proyecto.

Los participantes primero aprenden a contarse a sí mismos y luego a recopilar las historias de otros, mientras entrevistan e interactúan con el dolor. Los comisarios siguen el proyecto paso a paso, sugiriendo, editando, hasta que el pasado mes de diciembre se publicó el libro Me gustaría recordar para siempre. Recordando en el Valle de Seriana. Contando la hora del Covid-19.

Un intercambio sanador que en algunos casos fue más allá de asistir al curso, creando nuevas relaciones y contaminaciones. María Luisa Artifoni, de 57 años, ama de casa, ha perdido a su esposo y a su padre por el virus. “Después de dos años me sigo preguntando si hice todo lo posible para ayudarlos –dice–. No todo el mundo a mi alrededor quiere escuchar y cuando me dieron la oportunidad de decirme sentí un alivio, como un río que se ha liberado. Empecé a llevar un diario, también hablo con mi marido, me hace sentir bien. Eso sí, la herida sigue abierta y duele mucho" .

Maurizio Milesi, 28 años, fotógrafo, en los días del encierro tomó una enorme hoja de papel, se puso en el centro y dibujó los valores fundamentales de la vida a su alrededor. “En ese momento ni siquiera tenía uno –escribe-. Experimenté una ansiedad severa, pero también fue un nuevo comienzo. Hacía tiempo que quería desarrollar un proyecto de fotografía social: había sentido un alivio al decirme, ahora quería hacerme útil». Así de entrevistado pasó a ser entrevistador y nació Epicentro, un libro fotográfico en el que las personas retratadas cuentan sus historias. De nuevo en forma autobiográfica.

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